Recordando tu sonrisa

Capítulo dedicado a Alfonso Valero Martínez, residente en Centro de Mayores de USERA

Autora: María Jesús Valero Pablos

 

Alfonso, PAPÁ, un hombre con muchas ganas de vivir a pesar de sus 96 añitos. Te has ido para siempre, no te han permitido seguir disfrutando de los bollitos que te llevábamos todos los días y que agradecías con esa sonrisa de niño travieso.

Solo recordando esa sonrisa ha sido posible seguir estos días de dolor y ausencia, que en ocasiones se hace duro de sobrellevar.

Quedan los recuerdos de ese bailarín nato que has sido y que espero sigas siendo ahí donde te hayas aposentado y que sigas deleitando con tus canciones a lxs que compartan espacio contigo.

Te llevaremos a tu pueblo querido, Santervás de Campos, donde has sido siempre tan feliz y donde se sabía que había llegado "el madrileño" porque sus cánticos, como tú decías, se escuchaban ya desde el patio donde reparabas todo lo que el invierno había deteriorado o desde el huertito, donde disfrutabas de los frutales, tomates en verano.

Esas canciones no sonarán más, pero el recuerdo no se borrará nunca.

Recordaré lo que aprendí cuando hacías barro para reparar las paredes de esa casa de adobes, de cuando ejercías de electricista o fontanero, cuando pintabas o arreglabas unos zapatos. Tu generación supo de múltiples profesiones y a mí me ha quedado "ese poso" de Pepe Gotera y Otilio, que veía en tí.

Recordaré como a tu primer y único nieto le volvías a enseñar y le hacías compartir carretilla y mono de trabajo en el patio. Que con el pánico que te daba el agua "por casi ahogamiento de niño" te metías con tu nieto en la gran piscina que le ponías en el patio todos los veranos. Que le llevabas a pescar o a coger cangrejos, actividades veraniegas en el pueblo y, ya ves, tu nieto ha salido animalista y ahora no lo haría.

Recuerdo esos viajes, en el R-8, de sábados que en viaje de ida y vuelta nos llevabas a Alicante, a la playa, y qué felices éramos madrugando a las 6 de la mañana porque el viaje duraba horas y el calor no era propicio a esos coches utilitarios de entonces.

Recuerdo esas salidas al Cerro Garavita (Casa de Campo) con la tortilla y el filete empanado, con vecinos o familiares; era otra forma de disfrutar los findes.

Espero que tú hayas sentido mi cariño, a pesar de nuestras discusiones, y que en este último año hayas comprendido que llevaros a la Residencia fue una decisión muy dura para tus hijas, que creímos estaríais mejor atendidos y tendriais un patio para tomar el sol, actividades y "ascensor", que tanto pedías para cuando volvías del Centro de Dia. Espero que hayas sentido nuestros cuidados a diario a pesar de estar ahí.
Creo, tengo que creer firmemente, que te hayas sentido querido por tu familia, porque así ha sido PAPÁ. ¡hasta siempre y cuídanos!

La vida en la residencia

Al principio disfrutaste, cantaste, bailaste, pero poco a poco dejó de gustarte "no es como en el Centro de Dia" fuiste perdiendo la ilusión y sólo la recuperabas cuando Elena o yo te sacábamos el cuaderno para colorear, nunca te había hecho mucha gracia lo de "los dibujitos" pero ahora te hacía cambiar el semblante, te gustaba y no lo querías dejar ni para entrar a comer, otra de tus aficiones preferidas..... pero ya empezaste a decir "otra vez arroz". Tu recorrido en este año ha sido duro, visto ahora resulta insultante... las caídas, los afeitados asesinos, las sujecciones ilegales pero forzosas por la falta de vigilancia, por la falta de personal para poder llevarte a la cama nuevamente después de deambular por el pasillo. Tu microderrame que no supieron los médicos de la residencia ver ¡qué gran profesionales de pacotilla! y al final cuando dejamos tu broncopatía en sus manos y a pesar de llamadas diarias para que te vigilaran, dado que eras persona de alto riesgo, te abandonaron no solo el equipo médico, si no la prohibición de haber recibido tus cuidados en un hospital a pesar de haberlo pagado toda tu vida, .

La llegada de la pandemia

El dia 7 de marzo, último día que nos vimos, así muy deprisa porque tenías que ir al comedor después de misa y yo entraba de la concentración que había fuera, los familiares pedíamos una vez más, mejor trato a lxs mayores, pero todo cambió el 8 M, con esta maldita pandemia pero sobre todo por ese trato indigno, irresponsable y ocultista del equipo de dirección de esa empresa buitre que se ha comido los derechos que conseguisteis lxs de tu maravillosa y valiente generación. Tuvimos que dejaros en sus manos y el resultado ha sido nefasto, "41 fallecidxs" entre los que estás tú, PAPÁ, con mayúsculas.

Prohibido olvidar...

Dejemos que el tiempo suavice nuestro dolor pero que no caiga en el olvido tu sacrificio, que la lucha que empieza ahora sirva como homenaje y como reivindicación por un camino hacia "la meta " con respeto, dignidad, cariño y siempre rodeadxs de los que les quieren y no en soledad no elegida.